
La Libertad un derecho de todos
Trabajo Colaborativo No. 1
Articulo Creado por: MARIA ISABEL DAZA BARON
RAUL MOSQUERA SERRANO
SANDRA MILENA ORTIZ MENDIVELSO
INTRODUCCION
Particularmente hablar sobre inclusión, representa una connotación bastante amplia ya que este es un proceso que anula lo que significa la exclusión, es un camino para dignificar el ser humano, para reconocerlo como ciudadano (a) con características diferentes en ejercicio de sus derechos y deberes, de esta forma, desarrollar procesos de inclusión representan un reto grande en la esfera de la sociedad; porque a pesar de que el discurso sobre inclusión halla permeado en ámbitos políticos, sociales y culturales, encontramos brechas entre lo que se dice y se hace. Así, nos encontramos con el término de exclusión, el cual se encarga de invisibilidad procesos de participación, de educación y del ejercicio de la democracia; problemáticas que inciden en los seres humanos en mayor o menor grado, como ocurre en la marcada diferencia que se evidencia enel momento de hablar de equidad entre hombres y mujeres.
Ilustrando lo anterior, “América Latina presenta una distribución de ingresos marcadamente desigual en el tiempo” lo que afecta el acceso a la educación en diferentes países por parte de la mujer, que recibe menos ingresos que el hombre aun cuando tienen similares niveles de escolaridad y experiencia, sin embargo esta desigualdad se ha venido menguando con el tiempo y los nuevos roles que tanto uno como otro han debido asumir.
Para ahondar en esta temática es necesario retroceder un poco para determinar cuál era el rol de la mujer en cuanto al tema de la educación. Se puede empezar manifestando que “el estatus del que goza actualmente la mujer en la educación y en otros ámbitos, es el resultado de un arduo proceso que le llevó varios siglos” (Ariel Camilo Gonzales. Latinoamérica como proyecto educativo. P.65) Pues a la mujer sólo se le educaba para los quehaceres del hogar en la medida que se temía lo que pudiera hacer con otros conocimientos (Cfr. Behaine, 1981: 321).
Este proceso de inclusión fue gradual ya que los conocimientos que se brindaban a la mujer eran restringido; sin embargo, con el tiempo se han venido cambiando las percepciones frente a muchos paradigmas que opacaron las capacidades que actualmente han dejado ver las mujeres, este documento precisa esta evolución y presenta datos importantes de la época en que se enfrentó la opresión, la violencia y un sinnúmero situaciones de injusticia; a su vez, deja ver algunos de los avances en el tema hasta el momento con el fin de tener un mejor futuro o proyecto de vida.
¿CÓMO SE REFLEJA EL PROCESO DE INCLUSIÓN DE LA MUJER EN EL ACTUAL SISTEMA EDUCATIVO COLOMBIANO?
“No existe peor amenaza para la salud de la mujer y de la familia que la ignorancia; y la mejor medicina preventiva es la educación.”
Organización Panamericana para la Salud 1984.
Desde la década del 60 se puede observar el acelerado despertar de la mujer que se levanta con la altivez de una reina, una reina que sale de las sombras de la marginación, la subordinación y la vulnerabilidad para empoderarse de la autonomía suficiente para intervenir en los diversos procesos sociales, con una gran capacidad de decisión individual y colectiva para el mejoramiento tanto de sus condiciones personales como las de sus familias. La discriminación laboral que se presenta en el país es una de las formas de exclusión para pretender alcanzar estas especializaciones por parte de ellas. Además es una de las más costosas en Latinoamérica; en el país la equidad salarial es bien marcada, en promedio las mujeres ganan un 13% menos que los hombres desempeñando el mismo trabajo es por eso que el año anterior la mujer ocupo el puesto 94 entre los países con respecto a esta equidad. Un ejemplo palpable de esta exclusión laboral es el porcentaje que se presenta en el país en los altos cargos ministeriales que seda 21% de mujeres y el 79% de hombres en ejercicio, Pero este surgimiento no es gratuito, es el producto de constantes esfuerzos y participaciones en luchas para defender su dignidad y lograr el reconocimiento de sus derechos. ¿Pero que ha hecho que las mujeres hayan llegado al lugar que hoy ocupan dentro del estado? La respuesta simple y llana se encuentra en la escolaridad. Sí, la escuela es la que ha permitido que este ser lleno de ternura, responsable de la vida de las nuevas generaciones, al parecer débil pero henchido de energía haya escalonado hasta el peldaño donde se encuentra y que aún tenga la convicción de que debe avanzar más en su proceso.
Esta discrepancia laboral de cierta manera se presenta porque aún se vive en una sociedad machista donde la mujer es relegada a los trabajos menores y se aduce que su capacidad no es la idónea para desempeñar los cargos de mejor remuneración en la empresa que se presenta. Y que decir de la marcada discriminación que se presenta cuando una mujer es afro descendiente, Indígena o desplazada o cuanto se encuentra en estado de embarazo; en tal sentido no debe olvidarse la ley de formalización y generación de empleo que brinda beneficios económicos a quienes ofrezcan trabajo a la población más vulnerable como jóvenes, desplazados, y mujeres mayores de 40 años, entre otros. También se resalta la ley 1496 de 2011 que busca garantizar la igualdad salarial entre mujeres y hombres, atendiendo que la tasa de desempleo femenino en el país, duplica la de los hombres y que además existe una amplia brecha en los salarios.
Ahora, es importante resaltar que la mayoría de las mujeres han logrado este avance sin dejar de lado su papel como madre o como esposa, ya que existe un número de familias que han sufrido transformaciones tanto positivas como negativas, estas últimas representadas en su desintegración o los nuevas estructuras de familias; a su vez, el aumento de madres cabeza de familia, problemáticas sociales que deben ser analizadas para propuestas y alternativas que propendan por el bienestar del ser humano. Retomando el tema de la inclusión de la mujer a la educación, se puede afirmar que existen grandes limitaciones en la implementación de equidad de género; esta afirmación la reitera el hecho de ocupar el puesto 94 entre 134 países en lo que se refiere a salarios entre hombres y mujeres ya que la diferencia es del 13.5%a favor del hombre, situación que se presenta a pesar de existir la ley 1496 del 29 de diciembre de 2011 que promulga la garantía por “la igualdad salarial y de retribución laboral entre mujeres y hombres, se establecen mecanismos para erradicar cualquier forma de discriminación y se dictan otras disposiciones”. De otro lado, el código sustantivo del trabajo en el artículo 143 un trabajo desempeñado en igualdad de condiciones debe recibir el mismo salario, no debe estar sujeto a discriminación por nacionalidad, raza sexo religión, edad, entre otros aspectos; esta reglamentación no se vive en la realidad, sin embargo el hecho de existir posibilita un avance, porque son primicias del valor tan fundamental que tiene la mujer en diferentes ámbitos de la sociedad, una vez se apropie esta verdad y se instaure como posibilidad de desarrollo de un país, existirán espacios en igualdad de condiciones tanto para el hombre como para la mujer. La actualidad nos muestra un nivel bajo del país frente a otros latinoamericanos en igualdad en educación, actividad laboral, ingreso salarial y de género.
Se verá los porcentajes de Doctorandos Hombres y Mujeres en Colombia, donde se puede ver que la situación del país en materia de ciencia y tecnología, por no hablar de la capacidad de innovación, es muy crítica; según la información encontrada al respecto, la participación por géneros pone en ventaja a los hombres en este ciclo formativo, con un promedio del 72% de los 345 doctorados que existió en el año 2000, por una razón fundamental, los hombres como lo manifestara la trabajadora social y profesora universitaria María Himelda Ramírez cuentan con las mejores jerarquías laborales. Hecho que es generador de desánimo o de sentimiento de discriminación por parte de muchas mujeres. La historia de los doctorados en nuestro país inicio en la universidad de la Javeriana y Santo Thomas en la época colonial, con un valor de $100; el promedio de doctorados ha presentado un leve incremento en nuestro país, aunque el nivel sigue estando rezagado en comparación con otros como Brasil, donde en el año 2008 se graduaron 11.000 doctores, en Colombia existió una marcada diferencia debido a que la cifra solo alcanzó a 100. Un dato alentador respecto al incremento en esta clase de títulos es que según el Observatorio Laboral para la Educación (OLE) desde 2001 al 2010 se entregaron más títulos que los cuarenta años anteriores. Para Jorge Iván Bula Escobar, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, menciona “ampliar los programas de doctorado en el país y fortalecer los existentes es una condición que permite cerrar la brecha tecnológica frente a los países industrializados”. En los diferentes niveles educativos, las mujeres han tenido una participación significativa, lo que se traduce en mayor inclusión en los diferentes sectores productivos y promoción de la equidad social. Los programas en los que tuvieron mayor impacto están relacionados con Administración, Educación y Contaduría. Entre 2001 y 2010, las mujeres recibieron el 54,4% de los títulos y los hombres, el 45,6%. En el nivel de doctorado, el 60% de los títulos fue otorgado en áreas del conocimiento relacionadas con el desarrollo en ciencia, tecnología e innovación, tales como Ciencias Básicas, Ingeniería, Arquitectura y Urbanismo; por otra parte, están los porcentajes de Doctorandos Hombres y Mujeres en Latinoamérica donde la participación de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en programas de doctorado y en investigación es única respecto a otras regiones del mundo, afirma el Informe Mundial de Educación 2010(Global Education Digest 2010) de la UNESCO. Mientras que en otras regiones los programas de doctorado y el campo de las investigaciones están marcados por una fuerte asimetría a favor de los hombres, en América Latina y el Caribe los porcentajes de participación femenina son mucho menos desbalanceados respecto a la masculina. A escala mundial, la proporción de mujeres que acceden a la educación superior es similar a la de hombres en el nivel de pregrado y maestría, pero en el doctorado la proporción cambia. En el pregrado, los hombres representan el 51% de los graduados y las mujeres el 49%. En la maestría se presenta un cambio favorable a las mujeres, quienes alcanzan el 56% del total de graduados, pero a partir del doctorado los hombres ostentan el 56% de los títulos y el 71% de los cargos de investigación.
En América Latina y el Caribe cerca del 60% de egresadas de pregrado son mujeres. La representación femenina baja a 47% en la maestría pero sube a 49% en el doctorado. En investigación, las mujeres de la región ocupan el 46% de los cargos mientras que el promedio mundial apenas llega al 29%. La Comunidad de Estados Independientes (ex-Unión Soviética) es la región que más se acerca a este porcentaje, con 43% de mujeres investigadoras; mientras que Asia tiene el porcentaje más bajo de participación femenina en investigación con apenas 18%.
A manera de conclusión, el reto es grande, ya que, situaciones de embarazo, machismo y falta de apertura en el área laboral y de educación deben ser razones para continuar en busca de la garantía de los derechos, dejando precedentes y avance en diferentes contextos tanto políticos como culturales y sociales; sin dejar de lado la importancia que tiene la mujer como columna de las familias colombianas pues si bien fue nuestro primer aporte en la sociedad, ha sido un rol fundamental que se ha alimentado de las nuevas concepciones de los hombres y su compromiso por apropiar nuevos roles al interior del hogar, debemos dejar legado a las nuevas generaciones femeninas, promoviendo nuevos estilos de vida, entre estos retos debe estar la formación seria sobre la sexualidad como parte de nuestro auto concepto y autoestima, disminuyendo la tasa de mortalidad, y embarazo adolescente entre otros.
CONCLUSIONES
1. La inclusión de la mujer en el proceso educativo Colombiano, obedece a procesos de lucha y reivindicaciones que pretendieron inicialmente buscar mejorar las condiciones de vida dentro de una sociedad excluyente.
2. La historia nos cuenta de la valiosa participación de la mujer desde la época de la independencia, aun así no ha sido visible en toda Latinoamérica; sólo tras una lucha de varias décadas cuando obtuvieron el derecho a voto, siendo Colombia uno de los países de la región que más tardaron en reconocerlo dando de esta forma paso a otras formas de ver y sentir a la mujer.
3. Con los avances del proceso de la inclusión de la mujer en el sistema educativo, se busca ubicarla en un contexto de competitividad, para que sea propositiva en el desarrollo del país, desde un entorno particular, al general.
4. El proceso de inclusión al sistema educativo, si bien es cierto ha permitido el ingreso a mayor número de mujeres, en la realidad laboral no encontramos concordancia con lo planteado en las políticas de Estado.
5. Colombia necesita de una política pública que promueva el incremento de estudiantes en doctorados que le permitan apuntar al desarrollo local y Latinoamericano, que nos permita ubicarnos en un proceso de competitividad, sin olvidar el carácter humano del mismo.
6. Desde la observación de la realidad sobre el empleo y la inclusión de la mujer en Colombia, se dice que donde hay mayor cubrimiento de empleabilidad es en la zona rural, sin embargo es una verdad a medias, porque la mujer en el campo, trabajo en el doble rol, de madre y jornalera y su salario es inferior al del hombre.
BIBLIOGRAFIA
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Rodríguez Rondón Manuel Alejandro. Latinoamérica y el Caribe: transformación por venir. 2011
Silva Caputo Luz Amparo. La mujer en Colombia: educación para la democracia, Revista Educación y Desarrollo Social - Bogotá, D.C., Colombia - Volumen II - No. 1 - Enero - Junio de 2008 - ISSN 2011-5318
CIBERGRAFÍA
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https://menweb.mineducacion.gov.co/educacion_superior/numero_06/portada.htm)
Ministerio de Educación Nacional. Boletín informativo No. 6 de 2006https://menweb.mineducacion.gov.co/educacion_superior/numero_06/portada.htm)
https://www.vanguardia.com/historico/79105-colombia-sin-igualdad-de-genero
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